No obstante, se aprecia una tendencia creciente en España a la apertura de locales de restauración organizada, que son ya más de 7.500 los repartidos por toda la geografía nacional, según el Panel de Hostelería. En ello tiene mucho que ver la expansión vía franquicia como fórmula de autoempleo en plena crisis o inversión probada, que ha ayudado a acelerar su presencia por las calles de las ciudades españolas.

Más de día que de noche

Una de las consecuencias de la crisis y cuyo eco aún prevalece es que los españoles salimos menos de noche. El ocio nocturno ha sido uno de los segmentos más castigados en los últimos años, tanto como que el gasto mensual en copas descendió de los 95 euros en 2009 a los 67 euros en 2015. Si en 2014 había 18.604 bares de noche, en la actualidad hay 17.638. En cambio, el ocio diurno sí crece, alrededor de un 2%, con 226.450 establecimientos (sin incluir aquí restauración organizada y negocios estacionales de costa).

Los españoles están cambiando la noche por el día, tal es así que el consumo diurno de bebidas alcohólicas de alta graduación crece por encima del 7%, casi tanto como la cerveza, que roza el 8% de incremento.

Y para aquellos que mantienen sus salidas nocturnas, se está viendo cómo muchos consumidores están cambiando la copa por la cerveza, que crece un 3,1%, frente al 0,7% de los espirituosos, a los que les ha afectado en los últimos años no solo la reducción de salidas y el menor gasto, sino también el endurecimiento del reglamento de Tráfico y la puesta en marcha del carnet por puntos.

Perfil de consumidor

Una vez visto lo que los consumidores piden más en un bar, en el informe de Nielsen también se ha esbozado un retrato de éste y de lo que le pide a un bar. En concreto, al igual que busca ofertas y promociones cuando hace la compra, esta tendencia se ha exportado a la hostelería. La mitad de los consumidores consideran que si los locales bajaran más los precios, acudirían más, sobre todo motivados por  ‘packs’ promocionales como el aperitivo gratis junto con la consumición. También funcionan los 2x1, cupones descuento o la ‘happy hour’, etc.
Otro rasgo del consumidor actual es que se implica más con las marcas que con los locales, es decir, la fidelidad atañe más al producto que al establecimiento. No obstante, también exigimos a los bares, en tanto, a modo de ejemplo, un 40% declara preferir consumir bebidas en formatos más grandes para tomar más cantidad.

Sin embargo, aunque los españoles no sean tan fieles al bar, no por ello dejan de ser exigentes con el local, incluso más que antes de la crisis, de tal modo que demandan una buena experiencia que con toda probabilidad compartirán en las redes sociales. Uno de cada tres comparte su opinión en Internet tanto si está satisfecho como decepcionado, y esto tiene una implicación enorme para otros potenciales consumidores, pues las opiniones online son la segunda fuente de información en la que más confían (sólo superado por la recomendación de familiares y amigos).
El bar debe ser más ‘eBar ‘que nunca, estar en la red para saber no solo qué dicen, sino para llegar a nuevos consumidores, sobre todo los ‘millennials’, que merecen un capítulo aparte. Son asiduos a las cadenas de restauración, adictos a las ofertas (los cubos de cerveza, cañas a 50 céntimos, etc.) e hipersensibles al precio, no en vano tienen dificultades de renta y se incorporan de forma tardía al mercado laboral.