Esta subida de precios quedó patente sobre todo en los productos frescos, que se encarecieron en conjunto un 2,8%. A pesar de ello, los españoles siguieron siendo “frescos”, pues una tercera parte de la cesta es fruta, verdura, carne, pescado, pan o huevos. Y eso que todos ellos costaron de media más que doce meses atrás, aunque fue el pescado el que más se encareció, un 5,8%. En cambio, los huevos, la proteína barata, registró una inflación del 0,7%.

Sin embargo, pudo ser mejor. Precisamente, debido al encarecimiento del pescado, los españoles redujeron su compra un 5,4%. Y es que ante la perspectiva de un pescado fresco más caro, los consumidores dirigieron sus miradas a la sección de congelados.

En paralelo, los supermercados e hipermercados siguieron potenciando sus secciones de perecederos como respuesta al consumidor. La gran distribución creció dos puntos en cuota de ventas de frescos frente al canal tradicional.

En total, un 57% de los frescos consumidos el año pasado “brotaron” en un súper o en un híper, gracias a que las ventas en ellos crecieron un 6%. Sin embargo, las tiendas tradicionales tuvieron un ejercicio plano y perdieron cuota hasta situarse en el 43%.

A falta de recuperar la perfumería

La inflación, además de fresca, también fue envasada, pero eso tampoco asustó al consumidor. Los precios crecieron el año pasado un 1,8% en la parte de envasados, sobre todo alimentación, productos refrigerados y bebidas. A pesar de ello, aumentaron un 1% las unidades vendidas, es decir, una cesta más llena.

Y pudo ser mejor, ya que la perfumería lleva una tendencia distinta a la del conjunto del mercado, con una intensa actividad promocional que hizo que sus precios bajaran el año pasado un 0,6%. Menos esfuerzo para el bolsillo se tradujo en un crecimiento en ventas del 2,3%, pero esto es la mitad de lo que crecen las bebidas o los refrigerados.

Por otra parte, la evolución de la marca del distribuidor se mantuvo de nuevo estable. Apenas un crecimiento de 0,2 décimas para una cuota del 39,2%. Y lo mismo sucede con las ventas en promoción, que representan dos de cada diez euros vendidos en el mercado de gran consumo y su peso sobre el conjunto de las ventas se mantiene sin cambios. Eso sí, son promociones más eficientes, ya que un 32% de ellas ganan dinero, frente al 30% del año pasado.

Las dos caras de la hostelería

No sólo el consumo en casa crece, la hostelería también cerró 2017 con un incremento del 5,7%, gracias a las buenas temperaturas, a la mayor confianza del consumidor y al empuje del turismo, con cifras récord. No obstante, el mayor consumo se produce en horas diurnas, y es que el consumo nocturno sigue de capa caída, de hecho en la última década el número de locales se redujo en un 30%.

También pudo ser mejor, y es que 2017 tuvo dos caras. El primer semestre registró un crecimiento del 5,3%, con meses espectaculares como abril y junio, con incrementos de entre el 7% y el 9%. Por el contrario, el segundo semestre fue más plano, con un aumento del consumo del 1,3%. En este periodo incluso hubo algún mes como septiembre en el que la variación fue negativa. La clave fue el buen tiempo y las altas temperaturas, en tanto los registros marcaron el devenir del consumo.

Por categorías, cervezas y vinos fueron los grandes dinamizadores, con crecimientos del 6,9% y 8,8%, respectivamente. Las bebidas no alcohólicas (aguas, refrescos, etc.) crecieron un 3,2%; mientras que los espirituosos tuvieron un año plano.