Por otra parte, esta conveniencia ligada al dónde hacemos la compra se asocia principalmente con factores como la ubicación cercana, ya que a un 44% les influye para elegir tienda; con una disposición de los artículos en la tienda que facilite el acto de compra (condiciona a un 41%); o bien con que el paso por caja sea rápido (a un 35%).

Del mismo modo que la conveniencia se asocia al lugar de compra, también lo es al producto, pues hay una demanda creciente de productos fáciles y simples que ayuden al consumidor. En este sentido, en torno a tres de cada diez quieren más productos que le sean cómodos y que le hagan la vida más fácil. Además, cerca de un 20% pide más artículos con unas dimensiones más adaptadas a su hogar, cada vez más pequeño.

Los cambios en los hábitos de los consumidores y su tendencia hacia la conveniencia tiene en la tecnología a su gran catalizador. En el caso de la alimentación, en cambio, aún está en fase de despegue. Cerca de dos de cada diez ya hacen en algún momento la compra desde su ordenador, que es el dispositivo más utilizado para ello, si bien en el caso de los frescos son menos los que ya han probado el “súper” online, un 11%.

En realidad, si de comer se trata y hay que buscar una solución conveniente, es más habitual pedir a los restaurantes que lo lleven a domicilio. El ‘delivery’ ya es una realidad para más de uno de cada tres consumidores, toda una batalla por la cocina del consumidor.