M, estudio de diseño gráfico e interiorismo, convenció al cliente, que se dejó llevar sin ningún recato, para reinventar el producto. Le puso nombre y logotipo (una cruz roja con claras reminiscencias sobre lo saludable), diseñó el local, los rótulos, y el packaging, dando a los envases un sentido práctico como si de un botiquín sanitario se tratase: los hay de emergencia, de fin de semana, para cada momento del día, en envase familiar para golosos compulsivos y, además, clasificó los caramelos por sus efectos sobre la salud… mental.No en vano, la idea sobre la que nace Happy Pills es la de que los caramelos son, en realidad, pequeños bocados de felicidad. Así, hay píldoras contra los lunes, contra el precio de la vivienda, contra la dieta de la piña, contra los amigos invisibles sin imaginación o contra los domingos sin fútbol... Y todo porque, aquí viene quizá la cuestión básica, la primera propuesta de M fue, reinventarse a los clientes habituales de este tipo de establecimientos: Happy Pills no sólo no es una tienda de chuches convencional en su diseño y presentación, tampoco en sus clientes. Es una tienda para adultos, a la que por supuesto se permite la entrada de los niños. En los pocos meses que la tienda lleva abierta en Barcelona, el éxito de clientes ha sido rotundo y, además, ha transcendido fuera de nuestras fronteras: las fotos realizadas por un visitante extranjero, y colgadas en un blog de diseño con sede en Chicago, circulan ya por buena cantidad de webs y otros blogs de la red en todo el mundo.