Desde su lanzamiento al mercado se han vendido más de dos millones de latas, pero el objetivo de Smint es triplicar la cifra en dos años. Para ello, la marca ha desarrollado un potente plan de marketing, que además de televisión y samplings en tiendas y discotecas, incluye una acción de marketing colaborativo con Trnd (www.trnd.es/smint-mints).

Toda la comunidad de Trnd descubrirá información sobre esta gama de caramelos de 4 sabores: peppermint, spearmint, fresa y balsámico durante dos semanas. Pasada esta fase, un equipo formado por 5.000 probadores de toda España pasará un mes en contacto directo con la marca. Los seleccionados se convertirán en “brand advocates” de los caramelos Smint Mints, dándolos a conocer entre amigos, conocidos, familiares y compañeros de trabajo.

Ricard Abadias, brand manager de Smint, explica los objetivos: “Conocemos el poder de las recomendaciones personales, por eso apostamos por una campaña con trnd, como ya hicimos para el lanzamiento de Smint Kiss 3. Queríamos dotar al plan de este año de pruebas de producto, así que además del sampling tradicional confiamos en una acción con trnd que añade valor a este tipo de acciones al contactar con un target muy específico, genera engagement con el mismo y produce contenido online relevante para la marca”.

El mercado de los dulces


En España, el sector está dominado por unos pocos y grandes grupos. El mercado de la confitería se caracteriza especialmente por la existencia de un fuerte canal “impulso”. En nuestro país, la distribución de dulces y caramelos se compone de miles de pequeños puntos de venta (quioscos, tiendas de golosinas, salas de cine, etc.) y una distribución en supermercados y grandes superficies que cada vez gana más terreno. Según la Asociación Española del Dulce (PRODULCE) –formada por 17 empresas–, el mercado se reparte entre chicles (41%), caramelos infantiles (33%) y caramelos para adultos (26%).

En 2011, el consumo en nuestro país de chocolates, caramelos y chicles se situó en torno a los 45,9 euros por persona y año, frente a los 43,9 euros de 2007. Se trata de una evolución muy positiva, aunque las cifras de consumo en nuestro país se sitúan todavía muy debajo de los principales consumidores europeos.