El spot, que se emite ya en los canales del grupo Mediaset, utiliza un hit musical, la adaptación del single ‘Jack’ (Warner Music, 2013), obra del artista británico Breach, un auténtico bombazo techno que llegó al top 10 en la lista oficial de éxitos en Reino Unido y cuya letra ha sido revisada con el fin de convertirse en toda una declaración de felicidad: “I want you happy, everybody wants you happy, so let’s llao. Come on let’s llao". Mediterránea menaje los medios.

Desde su nacimiento en 2009 hasta 2012 la firma había centrado sus objetivos de comunicación en la apertura y estandarización de su nicho de mercado, convirtiéndose en 2013 en la primera marca de yogur helado en emitir un spot en TV nacional.
Tras cinco años de vida, más de 150 establecimientos distribuidos en 17 países y 70.000 seguidores en Twitter y 270.000 en Facebook, Llaollao ha pasado de ser un producto joven a entrar en su fase de madurez, lo que implica un salto cualitativo y categórico en la estrategia de comunicación.

Según Miguel Marco, director creativo de Germinal, “nos encontramos ante una marca que a lo largo de todo este tiempo ha luchado por denominarse a sí misma; es decir, por aclarar qué tipo de producto es, por hacerse llamar ‘yogur’, por no hacerse llamar ‘helado’, por generar un nuevo hábito de consumo, por ser ‘natural’, por sentirse ‘urbanita’… aspectos que sin duda ha conseguido transmitir con éxito” y concluye, “sin embargo, esta etapa inicial tan discursiva y repleta de argumentos debe abrir paso a una nueva etapa más simplista y plácida en la que sobren las explicaciones”.


Para sus responsables 2014 debe ser el año del afianzamiento e internacionalización definitiva del negocio, lo que supone mostrar el lado más cercano y global de la marca. En otras palabras, es el momento de comunicar la esencia fundamental de Llaollao: su propia actitud. Una actitud alegre, fresca, moderna, vitalista y natural, todas ellas cualidades muy humanas. “Consideramos que la actitud Llaollao se corresponde con la actitud de la gente que sabe disfrutar del día a día” señala Miguel Marco. “La idea es poner en valor el poder de transformar lo rutinario en una experiencia divertida y apropiarnos de esas pequeñas reacciones que tienen la extraordinaria capacidad de cambiar lo cotidiano en algo especial”.