
Uno de sus autores, Fran Palacios, ha dicho durante la presentación acerca del objetivo de esta obra que “el estudio quiere ayudar a dar a conocer qué y qué no funciona. Pretende aportar claves de por qué el consumidor opta por una tecnología u otra y busca obtener argumentos para tomar decisiones relacionadas con la tecnología y lo digital. Además de resultados, también ofrece un análisis cualitativo de los mismos”.
Durante la primera parte del evento, organizado por Agencias de España y Anuncios, Fran Palacios y Daniel Aragón compartieron algunos de los resultados más destacados del informe. Entre ellos están que más del 60% de los usuarios que se conecta a conexiones WiFi gratuitas lo hace en centros de ocio, que las tecnologías que facilitan las tareas y necesidades cotidianas son las que tienen mayor aceptación, que las redes sociales son el medio prioritario para compartir el consumo de contenidos y ocio, que solo una cuarta parte de las personas aceptan y ven la publicidad sin interrupción o que los usuarios, de media, solo tienen instaladas en sus smartphones diez aplicaciones -siendo no más de cinco las que utilizan habitualmente-. La versión completa y gratuita del estudio está disponible de manera gratuita en Quiosco Anuncios.
Coloquio
Tras la presentación de los resultados, Esther Valdivia moderó un coloquio en el que participaron, además de Aragón y Palacios, Koldo Ugarte (Crowdland), Pedro Enríquez de Salamanca (Metica) y Córdoba Ruiz (Agencias de España).
Una de las primeras cuestiones abordadas fue la de los límites de la privacidad. Sobre ella, Koldo Ugarte comentó que “es importante que se respete la privacidad a la hora de utilizar los datos, pero si las marcas lo usan de forma positiva todos estamos contentos. Si mis datos se usan de una manera correcta, como usuario no tengo problema en ello. Creo que el debate por la privacidad es algo más relacionado con las generaciones adultas, no creo que los más jóvenes lo tengan”. Daniel Aragón, por su parte, entró en el terreno de la legislación al decir que “la tecnología va siempre por delante de las leyes. Las leyes están intentando regular ahora cómo proteger los datos. Siempre que aportes valor, y que tengas el permiso, estará bien las acciones que hagan”.
Otro de los puntos tratados durante la charla fue el de los perfiles que se necesitan y necesitarán para abordar la nueva realidad. Fran Palacios explicó que “necesitamos un perfil que domine lo tradicional, pero también maneje la tecnología y lo digital”. Córdoba Ruiz añadió que “todavía se están definiendo los perfiles en base a las necesidades del mercado” mientras que Daniel Aragón destacó la importancia de un perfil que entienda “el rol de que juega una marca en la vida de los consumidores”. Pedro Enríquez de Salamanca, por otra parte, hizo hincapié en el hecho de que las especializaciones vendrán derivadas de los procesos que se vayan aplicando en las compañías: “Tiene que haber especialistas, pero tiene que existir un perfil general que viene del uso de los procesos. Estamos buscando perfiles tecnológicos, pero quizá necesitemos un sociólogo o un psicólogo”.
El debate profundizó en la cuestión de si los robots, los nuevos desarrollos tecnológicos, van a llegar a sustituir casi por completo a las personas en las compañías. Enríquez de Salamanca no lo cree así, y además piensa que “hay una burbuja de alarma. Habrá, y ya hay, robots e inteligencia artificial en las estructuras, pero no llegaremos a un momento en el que el ser humano entre en pérdida de su cuota de mercado”.
Para finalizar, y a petición de Esther Valdivia, se abordó uno de los aspectos a los que hace referencia el informe, la piratería, y, más concretamente, si en España existe la conciencia de que hay que pagar por el contenido de calidad. Daniel Aragón afirmó “el español, en general, es una persona a la que le encanta todo lo que se pueda piratear. Es una cultura. Hay que trabajar en la concienciación y lograr un producto muy cuidado para cambiarlo”. Córdoba Ruiz sí piensa que ha mejorado algo esta situación, en parte al éxito de plataformas como Spotify, mientras que Fran Palacios considera que esta cuestión puede derivar en que “se pierda el interés por la calidad. Podría existir un problema si consumidor no quisiera equilibrar el interés por la calidad con las ganas pagar por un contenido”.