
El doctor así lo explica en su libro “Memorias del Dr. Biodramina”: “La Biodramina nos cambió la vida. Nos avanzamos al turismo de carretera, a la cultura del utilitario y al Seat 600”. Y es que no fue hasta la década de los 60, con el boom del 600 y la llegada masiva de los coches, cuando se convirtió en el fármaco estrella.
En aquella época, comenzaban los viajes en coche y, por tanto, los mareos: “No estábamos adaptados para ese gran cambio. El turismo de interior empezaba a crecer, pero las carreteras eran una porquería, un desastre total. Estaban llenas de curvas. Los vehículos tampoco estaban preparados. Se llenaban de humo y con frecuencia, olían a gasolina. Viajar en coche era, a menudo, un pequeño calvario. En el coche no podía faltar nunca un tubo de Biodramina”, recuerda su creador en sus memorias.
Reflejo de la propia historia de España
La mejora de las carreteras y la innovación en los coches hicieron que las ventas se estancaran, pero el aumento de los viajes en avión y en barco, tanto en barco como el auge de los cruceros, le devolvieron a una época dorada y siguió siendo un producto de referencia para las familias españolas.
Los carteles publicitarios de Biodramina son el reflejo de cómo han evolucionado los viajes de los españoles. La historia de este fármaco es también la de los viajeros españoles que llevan décadas incluyendo Biodramina en su botiquín. Un reflejo de la propia historia contemporánea de España y de todos aquellos que han crecido con el cambio de modelo de vida, del turismo y del transporte.
Anuncios en los que también se podía ver a Don Bio, el personaje que la marca creó el mismo año del lanzamiento de Biodramina y que protagonizó las primeras campañas del medicamento y lo popularizó con sus explicaciones de en qué situaciones podía aparecer el mareo.
Uriach, que trabaja con Iki Media como agencia de medios, invirtió en 2016 3,9 millones de euros en publicidad convencional, según InfoAdex.

