La cifra de negocio de la investigación en España en 2016 superó los 491,5 millones de euros, manteniéndose en quinto lugar del ranking europeo. En el mundo, el negocio del sector rondó los 44.511 millones de euros, con un crecimiento del 2,3% neto sobre el ejercicio anterior. Destacan las caídas sufridas por los mercados inglés (2%) y belga (11,7%) y el ‘parón’ del estadounidense, que tan solo creció un 0,8%, teniendo en cuenta que se trataba de un año electoral. En general, la inversión en investigación ha crecido en 52 mercados y ha disminuido en 24 en todo el mundo.

Por regiones, destacan los crecimientos de África, Asia y Oriente Medio. Y por países, los de Rusia Rumanía, República Checa, Lituania o Japón.
Cuatro son las tendencias claves del sector, se indicó en el encuentro: medir todo lo medible, con un claro predominio de los estudios cuantitativos; la imparable digitalización en la recogida de datos; un mayor peso de las empresas de servicios frente a las manufactureras como clientes de la investigación, y la internacionalización: el peso de los clientes internacionales es de un 18% (promedio mundial) y los proyectos internacionales suponen ya un 27% del total de la investigación de mercados.

Investigador/arquitecto

Disrupción e integración son las dos palabras clave para definir el momento actual de la investigación, según se desprendía de los dos debates que jalonaron este nuevo encuentro: el primero a cargo de los representantes de las asociaciones consonantes: Joan Miró (Aedemo), Pepe Martínez (Aneimo) y Luis Pistoni (Esomar) y el segundo, protagonizado por cuatro anunciantes: Marta Rodríguez (Orangina Scheppes), Ascensión Oliver (Telepizza), Nacho Roset (Mahou-San Miguel) y Eloy Llamas (Telefónica), y conducidos ambos por José María Casero, presidente no ejecutivo de Ymedia.

Disrupción por la elevada presencia de nuevos operadores y nuevas fuentes de datos, e integración, precisamente, por la necesidad de arrojar luz y criterio ante tanta información para conseguir insights útiles y de valor. En ese contexto, apuntó Pepe Martínez, el investigador se convierte en el arquitecto que debe amalgamar los datos. Cabe destacar la sintonía en la que discurrieron los discursos de ambas mesas redondas, la de proveedores y clientes, coincidentes en la necesidad de buscar, en el maremagno que supone el big data, aquellos aspectos relevantes y que aportan conocimiento para actuar. En este sentido, se dijo, el cualitativo casa bien con el big data y, frente a la mera observación de las actuaciones que aporta la tecnología, explicar las causas y las emociones se vuelve imprescindible.