
El barrio de Chueca (Libertad, 26) acoge esta segunda Casa Lolea, diferente a la de Barcelona, con su propia identidad, pero conjugando el mismo concepto: calidad en el producto y una filosofía que gira en torno a la buena vida, la buena mesa y, por supuesto, un momento de reunión entre familia y amigos.

Grandes clásicos como las bravas, la ensaladilla rusa, la tortilla de patatas o el pan con tomate están presentes en su carta; conservas selectas, embutidos y montaditos, completan su amplia oferta. Sabores de toda la vida con toques contemporáneos ideales para compartir y combinar con cualquiera de las cinco variedades de sangría gourmet –Lolea Nº1, Lolea Nº2, Lolea Brut, Lolea Organic y Lolea Rosé–, servidas de la mejor manera posible.
El espacio cuenta con tres ambientes. El primero, más desenfadado con mesas altas y vistas a la barra, perfecto para disfrutar de un tapeo ligero entre amigos. El segundo, más amplio, es un acogedor comedor, para ratos más largos y comidas más formales. Y, por último, un pequeño comedor privado con capacidad para diez personas.

Los elementos decorativos completan su esencia. Vajillas esmaltadas, azulejo blanco, servilleteros de lunares y delantales de cuadros conviven con las llamativas botellas de sangría. Un conjunto pensado para crear la atmósfera perfecta y recrear la identidad de la marca.
Lolea es una marca que nació en 2013 de la mano de cuatro socios emprendedores, todos ellos aragoneses.
