
Se trata de un espacio cerrado que recrea un supermercado, que contribuye a obtener “in situ” un análisis holístico o 360º del comprador, conocer sus necesidades, las motivaciones que le llevan a una elección concreta, el nivel de influencia de todos los elementos del marketing mix, el efecto en ventas que produce un cambio de ubicación en el lineal o incluso cómo ayuda toda la publicidad en el punto de venta a la toma de la decisión.
Así, se puede replicar planogramas exactos, con la marca de la distribución que el fabricante desea, testar cambios de implementación en el lineal, medir los tiempos que un comprador tarda en encontrar o adquirir un producto, o probar el recuerdo y notoriedad de las marcas presentes. También se puede confirmar la facilidad en la navegación por el lineal y la tienda, indagar en aquello que más llama la atención del comprador en los envases (si han leído la marca o las propiedades del producto, o las calorías), o si el precio del producto a testar es hace variar las decisiones de los clientes.
Para ello, el ‘shopper lab’ de Ipsos integra la investigación tradicional junto con la neurociencia aplicada al marketing. Es el caso de las ‘Eye Tracking Glasses’ (gafas que permiten saber dónde se dirige la mirada y en función del movimiento, duración y fijación de los ojos se deducen tanto las zonas de mayor interés y atractivo, como las que pasan desapercibidas para el comprador) y la Biometría.
