Si tu hijo te dice ‘mamá, quiero ser influencer’, ya no te echarás las manos a la cabeza como hace unos años. Se calcula que en España hay cerca de medio millón de influencers, si contamos como tal alguien que tiene una cifra relevante de seguidores en redes sociales (especialmente en Instagram o YouTube, pero cada vez más también en otras redes en auge como TikTok o Twitch), o tal vez no tan grande pero lidera un nicho de conocimiento o comunidad específico. Tan difícil es de calcular como de definir a quién puede considerarse o no influencer, así que vayamos por el lado profesional, y consideremos que esta puede ser una salida laboral tan sólida y legítima como cualquier otra…, siempre que nos permita vivir de ello.

Y para eso hace falta cobrar por tu trabajo, ¿verdad? Lo suficiente, al menos, para ‘pagar las facturas’. Pero, aunque publicar vídeos en algunas redes sociales genera ingresos en función de las visualizaciones conseguidas (en YouTube o Facebook, por ejemplo), una de las principales fuentes de ingresos para los influencers es la publicidad y los acuerdos comerciales con empresas, ya sea realizando product placement, branded content o sencillamente siendo un embajador de las marcas o colaborando con ellas en sus propios canales. 

¿Sería esto suficiente? Depende. Digamos que los influencers más top son como los deportistas de élite: reconocidos y no solo viven de ello, sino que obtienen grandes beneficios. Sin embargo hay otros muchos, tanto o más profesionales que las estrellas, que también buscan hacerse un hueco en el sector y vivir de su trabajo. Y en este caso es mejor ser cabeza de ratón que cola de león, o volviendo al símil del deporte: mucho mejor ser el más influyente en bádminton (un deporte mucho más minoritario) que uno muy bueno, pero de tercera división, en fútbol. Mientras más competencia en su categoría, más difícil destacar y, por tanto, conseguir contratos con marcas. Lo bueno es que aquí es más fácil cambiar de tercio o, al menos, de plataforma -de hecho en estos últimos meses hemos visto cómo muchos instagramers se lanzaban al recurrente y ahora de moda TikTok- y probar suerte ampliando el ámbito para llegar a nuevos usuarios. 

Se busca 'influencer'

Pero la publicidad no es lo único, hay más opciones si se las sabe encontrar. Precisamente por ser tan nueva, esta actividad no deja de evolucionar y de reinventarse a sí misma. Los más avanzados y que llevan un poco más tiempo en este mundo pueden ser juez, además de parte, y montar sus propias agencias de influencer marketing o trabajar como account manager de otros influencers en una de ellas, ya que conocen el terreno mejor que nadie. Esta premisa puede llevarles, también, a formar a aquellos que están empezando -aunque es cierto que todavía no se imparte como grado ni como máster, sí que hay cada vez más cursos específicos para conocer los entresijos de esta salida laboral. Por ejemplo, en agencias de marketing digital como la nuestra se tienen muy en cuenta estos perfiles para diferentes vacantes laborales, tanto en gestión de campañas de influencer marketing como en asesoramiento y formación a talentos. 

También, y cada vez más, los hay que se convierten en actores o actrices (o tertulianos, llegado el caso), participando con pequeños papeles en programas o series de televisión. O incluso atreverse con la creación de contenidos fuera de las redes sociales, que es precisamente una de las ‘salidas laborales’ más recientes en este campo: escribir libros y cuentos, ¡o incluso contar las propias experiencias en series de audio como es el caso de Story Time (exclusivo de la plataforma de contenidos de audio Sybel)! Y por supuesto, dependiendo de sus intereses o terreno de influencia, tampoco son infrecuentes los intentos de crear empresas relacionadas, como líneas de ropa, perfumes, escuelas de cocina, sellos discográficos, productoras de videojuegos o productos de merchandising de todo tipo.

El éxito que puedan tener en estas iniciativas depende, como casi todo en la vida, del esfuerzo, la ilusión y la profesionalidad con las que se aborden. La formación reglada en el ámbito de la comunicación, la creación de empresas o las artes escénicas serán un plus en este competitivo mundo. Así que, si quieres ser influencer, ¡adelante, hay trabajo!, pero tómatelo en serio y ayúdate de agencias de representación para conseguir oportunidades profesionales.