2020 será un año recordado por todos nosotros y pasará a la historia como uno de los peores desde un punto de vista sanitario, social y económico, a nivel mundial. Las consecuencias de la pandemia se están sufriendo tanto a nivel usuario como empresarial, pero aquellas empresas que ya apostaban por una digitalización de sus procesos, por la deslocalización de sus empleados, por una gran flexibilidad y rapidez a la hora de tomar decisiones, por el marketing online y una imagen de marca potente y exclusiva, han sabido gestionar mejor la pandemia y adaptarse rápidamente a lo que nadie pensaba que podría venir.

Aunque desde hace ya años se habla de la necesidad de una transformación digital por parte de gobiernos y agentes económicos, la pandemia ha puesto en evidencia la realidad de nuestra sociedad y de nuestras empresas y la necesidad de una mayor digitalización de nuestros procesos y productos. Los meses de confinamiento han demostrado que sin tecnología no hubiera sido posible trabajar, relacionarnos con nuestros seres queridos, estudiar, comprar, disfrutar del ocio... 

En una sociedad posCOVID-19, donde la pandemia ha transformado los hábitos del consumidor, ha cambiado nuestra manera de vivir, de relacionarnos y consumir, donde las empresas se han visto obligadas a una transformación digital de sus empleados con el teletrabajo, y a mantener una relación virtual con sus clientes, el diseño se convierte en una herramienta para el cambio, capaz de transformar la forma en que las empresas hacen negocios, comercializan sus productos, marcas y estrategias, contratan talentos, compiten y conectan con sus clientes. De hecho, la experiencia del cliente se está convirtiendo en una fuente clave de ventaja competitiva a medida que las empresas buscan transformar su forma de hacer negocios.

Para marcar la diferencia frente a la competencia y posicionarse en el mercado, las empresas y los negocios deben apostar, más que nunca, por su digitalización, tanto a la hora de promocionar su marca y sus productos como de establecer dinámicas de trabajo online, trato con el cliente, ventas, etc., basándose siempre en el comportamiento y preferencias de los usuarios que, unido a una buena estrategia de marketing digital, llevará a los negocios a una expansión de sus ventas y a una evolución en la manera en que el consumidor realizará sus compras, cambiando de una forma radical en el futuro. 

El uso de la empatía para poner a los clientes y usuarios finales en el centro de la ecuación de resolución de problemas es la base del éxito. Si las empresas son capaces de analizar al usuario en cuanto a gustos, medios, necesidades, uso de plataformas digitales, redes sociales, y dar respuesta a esas necesidades con una propuesta y experiencia individual, interactiva, atractiva y eficaz, aunando la creatividad, la visión estética y el conocimiento del mercado, los buenos resultados están asegurados.  

Saco a colación la conocida frase de IBM “Good design is good business”. El diseño alguna vez fue en gran medida hacer que los productos fueran más atractivos, pero hoy en día y más después de la llegada de la pandemia, debe ser una forma de pensar, un proceso creativo que abarca organizaciones enteras, impulsado por el deseo de comprender mejor y satisfacer las necesidades de los consumidores. 

El diseño ha pasado de la mesa de dibujo a la sala de juntas. Las ventajas de la digitalización para las compañías son muchas: mejoras de los procesos productivos buscando su eficiencia, reducción de costes-trabajo en la nube, nuevas oportunidades de negocio que nos permiten la captación de nuevos clientes y la diversificación del negocio, descentralización del trabajo y mejora la toma de decisiones.

La clave del éxito es buscar un producto distinto y rompedor, la interacción con el usuario, adaptándose a las necesidades del mercado, buscando siempre sorprender, emocionar, atraer, pero sin perder la usabilidad, legibilidad y claridad expositiva. Para ello es necesario posicionarnos en internet y en las redes sociales, apostar por el comercio electrónico, la robótica, la Internet de las Cosas, la implantación de la Inteligencia Artificial y la metodología BIM, que se centran en la gestión digital de la información. 

Este proceso de digitalización no tiene ya marcha atrás. Las tecnologías digitales, la innovación y la creatividad seguirán siendo indispensables para el futuro de la sociedad, de las empresas y las instituciones, y el diseño digital es y será un factor clave para el cambio, la adaptación, la rentabilidad y el éxito comercial.