Desde que un cliente descubre la conveniencia de un producto hasta que decide comprarlo se suceden una serie de fases que implican diferentes actuaciones del marketing. Promover el conocimiento de un determinado producto, incorporarlo como solución a las necesidades de un potencial cliente o impulsar la conversión final forman parte de ese buyer’s journey, en el que el último eslabón, el del momento del pago, sigue ganando relevancia estratégica.

De hecho, según el informe Retail Report 2019, elaborado por Adyen, nada menos que la mitad de los consumidores abandona un proceso de compra online por no poder utilizar un medio de pago adecuado a sus necesidades.

La importancia que tiene para el consumidor la posibilidad de elegir cómo pagar sus compras puede pasar inadvertida, como demuestra el hecho de que el 60% de los comercios online aún no dispongan de alternativas de pago aplazado para sus clientes. Pero la realidad es que ofrecer esta opción resulta esencial para maximizar las ventas y aumentar la cifra media de los tiques, así como una enorme oportunidad para satisfacer sus necesidades. Se trata de un factor estratégico de todo proceso de marketing y venta.

Así las cosas, sistemas como el pago aplazado se están convirtiendo en una tendencia al alza, máxime en un escenario como el actual donde los consumidores necesitan disponer de soluciones flexibles para realizar sus pagos, a la vez que la economía necesita de una dinamización del consumo. De hecho, el número de compras que han utilizado el pago aplazado a través de Oney ha crecido nada menos que un 55% en España en enero, en comparación con el mismo mes de 2020. Si bien este fenómeno ya venía produciéndose desde antes de la pandemia, ahora se ha intensificado, impulsado por una sociedad que ha evolucionado en su manera de comprar al ritmo de las nuevas tecnologías y la digitalización.

Y es que, en España, el comercio online no era tan popular como en otros vecinos europeos. Sin embargo, la llegada de la pandemia ha supuesto una aceleración de esta tendencia, siendo los españoles los europeos que más han incrementado sus compras online durante la pandemia, con un aumento del 67%.

En un contexto como el actual en que el 70% de la población española ya realiza compras por internet, las marcas están acelerando la adaptación de sus servicios para ofrecer valor añadido en todos los procesos, y muy especialmente en el momento clave del pago. Grandes compañías como Cortefiel, Sprinter, Decathlon, Leroy Merlin o Aliexpress han incorporado a sus canales de venta opciones de pago que van más allá de la tradicional tarjeta de crédito, como el pago aplazado. Alternativas que incorporan soluciones 100% mobile y que, por encima de todo, se ajustan a las necesidades del usuario en cada momento, al tipo de producto, o incluso a la procedencia del comprador, ofreciendo así un valor añadido en la experiencia global de compra.

El consumidor quiere poder elegir en cada momento cómo pagar su compra y no siempre lo hace de la misma manera por eso es importante darle varias opciones de pago. El resultado es mejoras en las ratios de conversión, incrementos del tique medio, mayor satisfacción del cliente y repetición de compra. Todos ganan.

En definitiva, la finalización de una compra, la experiencia de pago, no es un paso más del proceso, sino un momento clave y estratégico que las empresas deben considerar como tal y aprovechar para sumar valor al propio producto y a la experiencia de compra, adaptando las posibilidades de pago a las propias necesidades del consumidor y sumándose a una tendencia que ya es imparable: el pago aplazado.